viernes, 6 de junio de 2008

LOS SOLSTICIOS FESTIVIDAD PAGANA AUN VIVA.


EL SOLSTICIO DE VERANO


El 21 de junio se celebra, en el hemisferio norte, el día más largo del año.
Se celebra una festividad y es Nada menos que el solsticio de verano, la única fecha en el año en que el día cuenta con más horas.

La celebración del solsticio de verano, es tan antigua como la misma humanidad. En un principio se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano (Midsummer's Eve), o el 20 de junio, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía.

En tiempos posteriores se encendían fogatas en las cimas de la montañas, a lo largo de los riachuelos, en la mitad de las calles y al frente de las casas. Se organizaban procesiones con antorchas y se echaban a rodar ruedas ardiendo colinas abajo y a través de los campos.

A menudo se bailaba y saltaba alrededor del fuego para purificarse y protegerse de influencias demoniacas y asegurar el renacimiento del sol. De acuerdo con el astronómo barranquillero Jorge Enrique Senior, se puede decir que todo empezó hace cerca de 5 mil años, cuando en nuestros antepasados, tan amigos de observar las estrellas y establecer su influencia en nuestras vidas, se dieron cuenta que en determinada época del año el Sol se mueve desde una posición perpendicular sobre el Trópico de Capricornio, hasta una posición perpendicular sobre el trópico de Cáncer

A estos días extremos en la posición del Sol se les llamó solsticios de invierno y verano, los cuales ocurren los días diciembre 21 y junio 21 respectivamente. Estas fechas corresponden al hemisferio norte, pues en el sur es al contrario.

"Las fechas mencionadas son las típicas, pero puede ser que en un año determinado caiga un día antes o después, debido a las irregularidades del calendario, como los años bisiestos".

Hablando propiamente del solsticio de verano, en esta fecha el eje de la tierra está inclinado 23,5 grados hacia el sol. Esto ocasiona que, en el hemisferio norte, el 21 de junio sea el día más largo del año, pero esto no es válido para cualquier región, pues en países como Colombia, que está más al Sur de los 23,5 grados de latitud norte, la diferencia no es tan notable. Este descubrimiento permitió al ser humano medir exactamente 1 año y así crear el calendario solar, predecir con exactitud las estaciones, con todo lo que eso significa para la agricultura y, en general, para la civilización. Para visualizar esos días se construyeron obras o señales, a veces monumentales, como Stonehenge en Inglaterra.

Stonehenge es uno de los más famosos monumentos prehistóricos del mundo. Aunque no se sabe muy bien su fecha de construcción, los científico estiman que ésta ocurrió cerca al año 2800 A.C.

Precisamente, al amanecer del día más largo del año, el sol que sale por el horizonte queda perfectamente encuadrado entre las aberturas de los megalitos.

Sin embargo, algunos científicos consideran que esto es pura coincidencia, pues desde hace 5 mil años hasta hoy el eje de la Tierra ha sufrido modificaciones, lo que lleva a suponer que en el tiempo en que fue construido Stonehenge el sol no quedaba "atrapado" entre las separaciones de las grandes piedras que conforman este monumento.

TIEMPO DE SILENCIO

El 21 de Diciembre el Sol entrará en el signo de Capricornio dando lugar al solsticio de invierno. Es tiempo de silencio. El pasado 24 de Junio, vimos como el sol estaba en su cúspide de luz y disfrutamos del día más largo del año. El sol da vida y luz; es energia y sin el la vida en el planeta seria imposible. Los alquimistas ya lo representaban como el “animus”, o conciencia superior en el ser humano que dirige nuestros pasos en la Tierra. Hoy en día, mantenemos el simbolismo con el único cambio de la traducción a nuestra lengua como Ser superior, espíritu, o supraconsciencia, en nuestro lenguaje actual.

Mientras que la efemérides de Junio celebrábamos el día más largo del año y por lo tanto la mayor conexión entre la supraconsciencia y el Ser consciente, cuando el invierno llega las reducidas horas solares nos inducen a protegernos del exterior buceando en nuestros oscuros y confusos recovecos anímicos en pos de una Luz que no terminamos de hallar. Clínicamente está comprobado que es la época de mayor numero de depresiones. Saturno, planeta regente de Capricornio, esta por la misma razón, relacionado con la vejez, el invierno, con las estructuras, el orden y los huesos, ya que muchas veces, en ese oscuro invierno del alma necesitamos morir al exterior para abandonar viejas pautas de conducta y resurgir como el ave fénix de las cenizas invernales en el amanecer de la primavera.

Nuestros antepasados que vivían en perpetuo contacto con la naturaleza lo sabían muy bien, y se recogían en sus casas a la luz de la lumbre que mantenían al abrigo del gélido exterior y revisaban sus viejas costumbres mediante cuentos y leyendas que los mayores trasmitían a los nuevos descendientes. Así una vez mas el Anciano señor de los dias, Saturno, creaba el momento para conservar la tradición, mientras en el exterior, la Naturaleza , silenciaba el ruido de la vida, sumiendo a vegetales y animales en el sueño invernal.

Los celtas y después sus herederos los wiccas celebraban el ritual de Yule en el solsticio de invierno para invocar la protección de sus dioses. El árbol que tan vinculado se encontraba al hombre pagano era el protagonista de la celebración. Cuentan las leyendas que existía un oficio mágico para regenerar la tierra, regándola con energia vital para que fructificara. La fuente de riego era la sangre en muchos casos, pero había otro elemento aun mucho más poderoso y que esos pueblos tenían en abundancia, el esperma humano. No es broma.

La tradición habla del Árbol de la Vida, practica mágica que consistía en cavar en el claro del bosque donde los druidas realizaban sus rituales y se reunían en asamblea para tomar decisiones, un enorme hoyo en el que plantaban un enorme tronco de árbol, pelándolo de todo follaje como un inmenso falo, y al que regaban con el esperma humano de los habitantes masculinos del poblado. De esa forma ellos pensaban que la energia vital de los hombres entregada generosamente a la madre Gaia revertirá en primavera en fructíferas cosechas. A fin de cuentas y de manera mucho más trivial, regamos vitaminas y minerales a nuestras plantas para que reverdezcan y recuperen fuerza.

Hoy en día, hemos heredado únicamente la costumbre del árbol de Navidad, pero si nos damos cuenta en esa fecha decoramos nuestro árbol con chispas de luz, bolas mágicas, campanas de cristal, duendes, hadas y enanos y miles de simbolos que le dan vida y fuerza a esa noche tan larga, y al amanecer la tierra nos devuelve la energia que pusimos en el árbol, mediante los regalos realizados con amor por nuestra “poblada tribu”. Frente a el, brindamos por nuestro amor, nos deseamos un futuro auspicioso y nos intercambiamos abrazos y promesas de amistad eterna. Esa es la magia del árbol de Navidad.